El Baño del Palacio de Comares, además de su función habitual tenía otra muy específica, directamente relacionada con la política y la diplomacia.

La situación de su puerta, en la proximidad del Salón de Embajadores, nos indica que bien podría ser también un lugar confortable donde se cultivaba la gestión amistosa de los asuntos oficiales.

Los Baños Reales. Los Baños Árabes

Por ello, su puesta en funcionamiento se realiza especialmente cuando era necesario ganarse la amistad y el favor de diplomáticos de otros reinos.

Su construcción se realiza durante el reinado de Yusuf I (1333-1354).

No siempre están abiertos al público por razones de conservación, pero son de enorme interés por la importante función y significado que estos tienen en la vida del árabe.

También se conocen como los Baños del Palacio de Comares, puesto que pertenecían a este palacio. De hecho, en época nazarita, se accedía a ellos desde una de las puertas que hay junto a la Sala de la Barca, en el Patio de los Arrayanes.

La entrada actual, por la planta inferior, es una reforma cristiana.

El baño es para el árabe una obligación religiosa, ya que el Corán les obliga a la limpieza corporal para tener limpieza espiritual.

Los Baños Árabes son una copia de las termas romanas, aunque más pequeños y generalmente adaptados a las necesidades de una casa o palacio.

Antiguas telmas romanas. Los Baños Reales. Los Baños Árabes

Antiguas telmas romanas

Se sabe que en lo que ocupa el recinto de la Alhambra había numerosos baños: algunos públicos, como los que había junto a la Mezquita; otros privados.

Lo normal es que toda casa importante o palacio contara con sus propios baños. Así, el Generalife o el propio Palacio de los Leones debieron tenerlos. Pero actualmente no existen, si bien por investigaciones se sabe que los hubo.

La razón de que casi la totalidad de los baños de la Alhambra desapareciera está en el hecho de que tras la Reconquista, estos fueron prohibidos por Cédula Real, pues los cristianos los consideraron como algo malévolo y símbolo de las prácticas religiosas musulmanas.

Si estos del Palacio de Comares son los únicos que ha sobrevivido, se debe al hecho de que fueron habilitados para uso personal de Carlos V.

Así, los musulmanes organizaron sus baños a partir de la estructura de las termas romanas, realizando sobre las mismas pequeñas modificaciones.

Normalmente, se dividen en cuatro salas, que también existen en el baño romano:

  • Apoditerum, que es una sala seca, de cambio de ropa, de estancia o reposo para después del baño (Sala de las Camas)
  • Frigidarium, tepidarium y caldarium, que serían las salas húmedas o de baño propiamente dichas, con agua, altas temperaturas y vapor en el ambiente.
La Sala de las Camas en el interior de los Baños Reales. Alhambra

La Sala de las Camas en el interior de los Baños Reales. Alhambra

La gran diferencia estaría en el frigidarium o sala fría, ya que en la Alhambra, más que una sala, sería una especia de vestíbulo en el que no hay ninguna piscina de agua fría como tenía el frigidarium romano, sino una pequeña pila para las abluciones.

El tepidarium sería una sala templada y de masaje; y el caldarium una sala de calefacción destinada al baño caliente y a la inmersión.

Pegando a esta última sala y separadas por un estrecho muro, se encontraban los hornos y la caldera, donde se calentaba el agua y el aire.

En época medieval había dos únicas puertas de acceso desde el exterior, que corresponde a sectores independientes e incomunicados: la utilizada por los bañistas, en el interior del palacio, ya mencionada y que se encontraba en el Patio de los Arrayanes (cambiada después por los cristianos); y la del horno, abajo junto a la galería occidental del Patio de Lindaraja, por la que entraba el personal que mantenía caliente la caldera.

Los cristianos hicieron algunas reformas más.

Los más significativo fue la apertura de algunas puertas, lo que debilitaría ese aislamiento primitivo del baño, tan necesario para evitar pérdidas de aire caliente y proteger la intimidad.