La Sala de los Abencerrajes se encuentra en el lateral sur del famoso Patio de los Leones y fue, al parecer, alcoba del Rey.
Es de planta cuadrada y en el centro se haya la famosa fuente en la que, según la leyenda que da nombre a esta sala, tuvo lugar la decapitación de los treinta y seis caballeros abencerrajes, ilustre familia granadina destacada en la política de la Granada Nazarí.
Los Banu Sarray, que era el nombre originario de la familia, procedían del norte de África.
Todos fueron degollados por el adulterio de la favorita del sultán con uno de estos caballeros.

«Matanza de los Abencerrajes». Cuadro de Mariano Fortuny de 1871.
El rey, ayudado por la declaración de los Zenetes hecha en contra de aquellos, los invitó a su cuarto y conforme iban pasando los iba decapitando, arrojando la sangre en la taza para no advertir a los demás.
La fantasía popular cuenta que las manchas rojizas del óxido de hierro del fondo de la fuente pertenecen a las marcas de la sangre derramaba por los caballeros, que aún permanece ahí por siempre.

Fuente de la Sala de los Abencerrajes, Alhambra
Todo esto, leyenda o realidad, debió ocurrir durante los reinos de Muley Hacem, Boabdil o Muhammad XI “el Cojo”.
Sobre esta fuente se puede observar toda la panorámica exterior reflejada. En el techo se levanta la hermosa cúpula, en forma de estrella de ocho puntas, de “muqarnas” o mocárabes en yeso.

Cúpula de la Sala de los Abencerrajes, Alhambra
Al mirarla desde abajo, nos da la sensación de estar en una gruta de estalactitas, con su lago representado por la fuente.
Al ser un cuarto privado no hay ventanas que den al exterior, de modo que nadie pueda inmiscuirse en la vida privada.
Las celosías que hay en la parte superior solo son para dejar pasar la luz.
Sala de los Abencerrajes
La Sala de los Abencerrajes está dividido en dos partes iguales a ambos lados, de las cuales, una sería el dormitorio y otra cuarto de estar, con solo mesas bajas, divanes, camas turcas y braseros.
Hay que recordar que en la casa árabe no se plantea la estructura de la casa europea, con gran cantidad de cuartos para habitar y exceso de muebles innecesarios.

Interior de la Sala de los Abencerrajes, Alhambra. FOTO: Señán y González
En días calurosos, esta sala debió ser uno de los refugios ideales, con las puertas cerradas y la única luz proveniente de las altas ventanas de la cúpula estrellada por la cual se escapa el aire más caliente a modo de chimenea.
Aún así, hay que saber que en aquellos tiempos, ni en los días más calurosos de Granada, se superaban los 22ºC.
Las yeserías se conservan originales en su mayor parte, al igual que los colores. Sin embargo, en la parte bajo, se puede observar que el zócalo no es original, sino que pertenece al estilo andaluz y proviene de la fábrica de azulejos de Sevilla, fechándose hacia el siglo XVI.
La parte alta está ocupada por el “Chanan”, que era el haren alto o de las mujeres, distribuido en largos corredores con patios para solazarse y con balcones abiertos hacia el Patio de los Leones.
Según la tradición, en esta sala vivió el profeta Mahoma.